Mi identidad como cristiana heterosexual 


¡Hoy doy la bienvenida a mi primera bloguera invitada, nuestra querida amiga, Julie Rodgers, que está de camino desde Dallas a Seattle para pasar el fin de semana con nosotros ahora mismo!

Como mujer cristiana heterosexual, me “identifico” como heterosexual TODO EL TIEMPO. Una mirada a mi Facebook, y mis amigos saben que estoy LOCA por Rob. Mi escritorio en el trabajo tenía fotos de Rob y yo, y nuestros hijos, por todas partes. Mis amigos podrían acusarme fácilmente de “hacer alarde” de mi heterosexualidad, si la gente fuera acusada de tales cosas, porque Rob y yo somos muy públicos con afecto y abiertos con lo agradecidos que estamos el uno por el otro. 

Julie-and-Us-June-2013

Si Rob y yo nos estamos volviendo demasiado amistosos en la iglesia, nuestros amigos simplemente se ríen y nos dicen que consigamos una habitación, o se detienen y nos dicen que somos un modelo a seguir para los matrimonios jóvenes que nos rodean. No recibimos juicio, recibimos afirmación. Nadie en la iglesia nunca nos ha cuestionado que no estamos poniendo nuestra identidad como cristianos en primer lugar. Nunca nos han dicho que no estamos haciendo de Cristo el centro de nuestras vidas. Asumen que lo hacemos, en base a nuestro compromiso de amarnos unos a otros como Cristo. 

Si tuviera que dejar de identificarme como una mujer casada y heterosexual cuando entro a nuestra iglesia, dejaría de ir rápidamente, porque sería IMPOSIBLE que alguien realmente me conociera. Rob es mi mejor amigo, mi alma gemela… y lo ha sido durante los últimos 30 años. Él es parte de mí y ha sido una parte enorme de cómo estoy aprendiendo a confiar en que Dios me ama incondicionalmente. Si alguien quiere conocer a Linda, tendrá que oírme hablar de Rob. Simplemente estoy siendo HONESTA. No es un crimen o un pecado o cualquier otra cosa negativa… y ya es hora de que comencemos a extender el mismo permiso a nuestros amigos gays, si alguna vez queremos conocerlos realmente, y si alguna vez queremos que se sientan cómodos en nuestras iglesias. 

Las Guerras del Lenguaje por Julie Rodgers, Bloguera Invitada

Parece haber mucha confusión en torno al término “gay” en los círculos evangélicos, lo cual es comprensible ya que la iglesia solo recientemente comenzó a hacer preguntas sobre cómo dar la bienvenida a las personas gays en sus congregaciones. Entre los cristianos conservadores, “gay” a menudo se entiende como una identidad, particularmente una identidad que comunica el deseo de tener relaciones gays. Muchos cristianos bien intencionados llevan la suposición más allá, creyendo que es un pecado que alguien adopte la etiqueta gay porque la ven como una identidad arraigada en algo que no es Cristo. Entre la cultura en general, sin embargo, “gay” se entiende simplemente como una descripción de la atracción de uno hacia el mismo sexo. Es una forma de comunicar un aspecto importante de sus vidas al resto del mundo a través del lenguaje. Así que cuando alguien dice que es gay, están diciendo “Me siento atraído por el mismo sexo”, pero los cristianos a menudo escuchan: “La homosexualidad es la base sobre la cual estoy construido y la fuerza impulsora en cada decisión que tomo”. 

Debido a la confusión sobre el término, normalmente evito usar etiquetas por completo y digo “Solo soy Julie”. Durante años, internamente me consideré “gay” (en el sentido descriptivo) y usé el término entre amigos que me conocen bien, pero no me he sentido obligada a usarlo de manera amplia si va a causar problemas a quienes están en mi comunidad o llevarlos a hacer suposiciones sobre mí. En otras palabras: acomodo a los demás enmarcando mi experiencia de una manera que los haga sentir más cómodos. Pero si nos preguntáramos cómo crear un lugar seguro para las personas gays en la iglesia, creo que deberíamos considerar formas de darles la bienvenida sin insistir en que se amolden a nosotros con los términos que usan para describir su realidad. Puede ser perjudicial para las personas gays que sus seres queridos los desafíen constantemente en función del lenguaje que usan para describir su sexualidad. Imagina este escenario: 

Tu amigo te llama un viernes por la noche y te invita a una noche de bolos con tu grupo de amistades. Estás cansado después de una larga semana de trabajo y respondes: Gracias por la invitación, pero creo que me voy a quedar en casa el resto de la noche. Soy introvertido y me recargo estando solo, así que solo necesito algo de tiempo para mí. “¿QUÉ?” Tu amigo responde. “¿Por qué dirías que eres introvertido? No eres introvertido, ¡eres un hijo de Dios!”. Bueno, por supuesto que soy un hijo de Dios, dices. Soy un hijo de Dios, pero también soy introvertido: me recargo estando solo. “¿Cómo puedes reclamar una identidad diferente a la que Dios dice sobre ti?” Tu amigo insiste. “Además, veo que interactúas con otros y ¡siempre tienes TONELADAS de energía! ¿Por qué te identificarías de esta manera y reducirías toda tu vida a esta pequeña cosa? Tú le explicas: bien, no quiero discutir contigo y no pretendo que esto sea un aspecto definitorio de mi identidad. Solo estoy compartiendo una parte importante de mí mismo contigo para darte una mejor idea de cómo es ser yo para que puedas conocerme y entenderme más completamente. “Bueno, entiendo que a veces sientes la atracción de estar solo”, te responde, “pero creo que debes evitar usar etiquetas como esa cuando hablas de ti mismo. Hay mucho más en ti que esto, y odio ver que te defines a ti mismo por este aspecto de tu vida”. Pero no me estoy definiendo…..”, responde, “pero creo que debes evitar usar etiquetas como esa cuando hablas de ti mismo. Hay mucho más en ti que esto, y odio ver que te defines a ti mismo por este aspecto de tu vida”. Pero no me estoy definiendo…..”, responde, 

Eso suena absurdo, ¿no? Comunicamos quiénes somos a través del lenguaje y usamos palabras descriptivas para compartir nuestras experiencias internas para que los demás nos conozcan. Si bien nuestra identidad principal ciertamente está arraigada en Cristo, usamos innumerables adjetivos para describir aspectos únicos de nosotros mismos: sensible, inteligente, emocional, artista, hermano, actriz, escritor, alma vieja, exigente, relajado: todos estos términos pintan un cuadro de la relación de una persona con el mundo que la rodea. La mayoría de las personas con una orientación gay desean comunicárselo a sus seres queridos, y la mayoría siente que la palabra “gay” es la manera más fácil de expresar la atracción que siente por el mismo sexo. Al igual que no hacemos suposiciones sobre la ética o los hábitos de un heterosexual en función de su revelación de ser “heterosexual”, no debemos hacer suposiciones acerca de las creencias o relaciones de una persona gay en base a su revelación de ser gay. 

Esto es importante de entender porque puede frustrante para los cristianos gays ser desafiados cada vez que comparten esta parte personal de sus vidas con sus seres queridos. Puede comenzar a sentirse como si los estuvieran empujando de nuevo a un lugar donde esconderse, como si tu solo los amases si su homosexualidad es una pequeña parte de sus vidas, y si se comunican en términos sutiles que no te hagan sentir incomodidad. Muchas personas gays sienten que “SSA” (Same Sex Attracttion por sus siglas en inglés o AMS = Atracción hacia o por el mismo sexo en español) no comunica de manera auténtica la medida en que su orientación afecta su vida cotidiana: da la impresión de que se trata simplemente de un sentimiento que surge de vez en cuando. Pero la orientación sexual implica más que una mera atracción; afecta la forma en que interactuamos con el mundo. Hay una dinámica relacional diferente cuando alguien entra en una habitación como una persona gay que cuando alguien entra en una habitación como una persona heterosexual (al igual que un latino probablemente experimenta un salón de baile country diferente a un tejano). No es necesariamente algo bueno o malo, simplemente diferente. Pero para que usted conozca a sus seres queridos gays, es importante darles la libertad de comunicar su realidad a través del idioma que sientan que los describe mejor. 

Esto puede no parecer un gran problema, pero honramos a las personas al referirnos a ellas como deseen ser descritas. Si alguien da el paso vulnerable de darle la bienvenida a este aspecto de su experiencia, creo que debe ser apreciado. Puede ser frustrante para ellos ser desafiados en función de cómo comunican su experiencia simplemente porque no está de acuerdo con el lenguaje que usan para describirla. Entiendo que los cristianos no pretenden hacer daño al insistir en que las personas gays rechacen la etiqueta de gays: la lógica tiene sentido. Pero espero que consideres lo que es estar en el lugar de una persona gay la próxima vez que te sientas incómodo con su elección de descripciones. Es probable que hayan sentido una tremenda vergüenza por ser gay al principio, y probablemente hayan agonizado por el miedo de expresar eso a su comunidad cristiana. Espero que nuestras iglesias sean un lugar donde deseamos que las personas sean conocidas y amadas lo suficiente como para superar nuestra incomodidad por cualquier término que usen para describirse a sí mismas. Y espero que no hagamos suposiciones sobre la forma en que eligen vivir sus vidas en base a nuestras nociones preconcebidas. ¡Hazles preguntas! Probablemente estén anhelando un lugar seguro para compartir más sobre esta parte integral de sus vidas. 

Julie tiene un blog en JulieRodgers.com y tiene una voz increíblemente importante en las discusiones sobre ser gay Y ser cristiano. En su blog suceden muchas discusiones geniales… ¡únete!


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